Una caída que sorprende para todos aquellos que han conocido la Edad de Oro de la feria más importante del mundo para la industria joyera y relojera que se explica, según la organización, por el “período de profundos cambios del sector en términos de producción y comercialización”.
Descenso sostenido
Y es que las cifras de visitantes no han dejado de caer desde que en 2014 se alcanzase el pico máximo de los 150.000 profesionales asistentes. Este año registró 105.000, un 4% menos que en la edición precedente y eso a pesar de la reducción en días de la feria. Como explicaba el pasado marzo, tras el cierre de la feria, su directora general "la industria está atravesando una fase difícil que afecta especialmente a las empresas más pequeñas”
Pero además de la caída en pequeñas y medianas empresas, la reducción de visitantes se explica por el progresivo descenso de las exportaciones de alta relojería suiza a los países asiáticos. Y aunque este año han conseguido frenar la tendencia a la baja –las exportaciones han crecido un 1,5% en los primeros nueve meses— aún se encuentran a niveles un 10% más bajos que en 2014.
Baselworld busca reinventarse y concentrar “más calidad que cantidad”, señalan, a la vez que apuestan por las nuevas tecnologías del marketing y la comunicación para llevar al mercado del lujo a un nuevo estadio. Muchos están a la expectativa, pues la feria más importante del mundo es un espejo donde se refleja una gran mayoría.