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OPINIÓN | EDITORIAL

Ellas (y ellos) ya los prefieren sintéticos

jueves 08 de septiembre de 2016, 07:00h
Ellas (y ellos) ya los prefieren sintéticos
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Un estudio elaborado por una consultora norteamericana entre los jóvenes a los que se denominan ‘millennials’ ––nacidos entre 1980 y 2001–– muestra su conocimiento e interés por la joyería realizada con diamantes sintéticos.

Y aunque es razonable salvar las diferencias entre el cliente de Estados Unidos y el español, teniendo en cuenta las penurias que acosan a buena parte de la juventud en nuestro país, creemos que tanto las tendencias que muestra el estudio, como la percepción del diamante sintético por parte de una generación entera puede ayudar a entender la evolución de este mercado a nivel global.

En primer lugar, según se desprende de los datos, es significativo observar como una gran mayoría de los encuestados (el 64%) aún tiene interiorizada una estrecha vinculación de los diamantes naturales con los llamados ‘de sangre’, o procedentes de conflictos. Se trata de un hecho preocupante que muestra cómo los esfuerzos de la Industria y de los Gobiernos por controlar el tráfico irregular de estas piedras, estos no están calando en el ideario común de los potenciales compradores de diamantes.

Otro de los factores que ya estamos viendo actualmente en las estrategias de marketing de los fabricantes y que sin duda seguirán incrementándose en el futuro, es la consideración de estos diamantes como menos agresivos con el Medio Ambiente que los naturales, además de ser éticamente más ‘justos’ con la sociedad ya que en su proceso de extracción no se ‘explota’ a las personas, a su juicio.

Este es sin duda uno de los temas más peliagudos y que despierta los argumentos más encendidos entre la Industria, ya que para miles de personas ––especialmente en África–– la extracción de diamantes es actualmente su único medio de superviviencia.

El factor precio también es una cuestión a tener en cuenta para un 45% de los posibles clientes, que considera que su coste debería estar entre un 25% y un 30% por debajo de los extraídos del subsuelo.

Sea como fuere, el único dato verdaderamente incontestable es que nos encontramos ante un debate crucial que aún tiene un largo recorrido.

Que les sea útil. Ese es nuestro mayor interés.