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Ramón Puig Cuyás: El arte de pensar con las manos

El reconocido joyero catalán nos muestra sus últimos trabajos y anuncia su jubilación como profesor de la Escuela Massana

lunes 30 de mayo de 2016, 07:00h
Miradas, silencios, reencuentros, diálogo, ciudades olvidadas… son solo algunos de los conceptos que podemos encontrar en los trabajos más recientes de Ramón Puig Cuyás, que sigue mostrando su maestría creativa a través de una nueva serie de broches inspirados en lugares muy especiales.

El autor ha reunido esta serie bajo el común denominador de ‘suite’. Una suite es una composición musical formada por varios movimientos breves y así es en cierto modo la colección que muestra Puig Cuyás, cimentada sobre materiales muy heterodoxos y que al mismo tiempo cuentan las historias que previamente modelaron las manos del artista.

Hoy mostramos una pieza de cada una de estas cuatro últimas colecciones elaboradas entre 2015 y 2016, acompañadas de una reseña del propio autor. Puig Cuyás nos anunció también el pasado viernes su retiro, tras 35 años como profesor en la Escuela Massana de Barcelona.

Suite Antártica

Broches, 2016. Medidas apox. 80 x 80 x 15 mm.
Materiales: Alpaca, coral blanco reconstituido, basalto.

La Antártida es el continente helado donde se escucha el silencio, el sonido del silencio. Silencio blanco y eterno. Aislamiento. Para mí es una metáfora del reencuentro con uno mismo, como sucede también en la inmensidad de los desiertos, en la mar o en las alturas de las grandes montañas.

El trabajo de creación artística es asimismo el reencuentro con uno mismo. Exige voluntad de hacer, concentración, sentimiento de riesgo y también mucho silencio. Crear exige un silencio interno que nos permita escuchar con claridad la voz interior, y también para que podamos escuchar mejor el dialogo entre nuestras manos, los materiales y las formas, y nuestro pensamiento.

Es necesario recuperar el valor del silencio como forma de comunicación. Escuchar al silencio quiere decir escuchar al otro, ponerse en su lugar para comprenderlo. El silencio es como una respiración pausada y profunda. Una respiración necesaria para crear y para sentir.

Suite de Dresden

Broches, 2016 medidas aprox. 70 x 100 x 15 mm
Materiales: Alpaca, esmalte sobre acero, alabastro, piedra azul reconstituida.

Las obras que forman la serie “Suite de Dresden: Variaciones sobre un paisaje invisible”, están impulsados por una experiencia vivida en la ciudad alemana, asolada por los bombardeos aliados en la II Guerra Mundial. Unas excavaciones arqueológicas en el centro de la ciudad me recordaron el libro de Italo Calvino Las ciudades invisibles, ciudades que tienen un reflejo invertido, en el cielo o en el subsuelo, ciudades con vidas paralelas que transcurren sin conocerse la una de la otra.

Frente a la Dresden falsamente reconstruida para los turistas, debajo existen las antiguas calles, los cimientos y los sótanos de la autentica, la ciudad destruida en unas pocas horas de horror y fuego. La ciudad del dolor. En el mundo hay muchas ciudades como Dresden, la de la vida, generalmente en la superficie, y la del horror y la destrucción en el subsuelo, invisibles a las miradas y olvidadas.

Suite de la Ciudad de los pájaros

Broches, 2015. Medidas aprox. 60 x 70 x 15 mm.
Materiales: alpaca, esmalte sobre acero, turquesa reconstituida, y piedra azul reconstituida

Suite la ciudad de los pájaros, es el contrapunto a la Suite de Dresden. Frente a lo subterráneo, lo aéreo. La ciudad en el aire. Esta inspirada en una antigua leyenda o mito. Los pájaros, enfadados con los hombres por cubrir el cielo con el humo de sus sacrificios a los dioses, construyeron una ciudad en el cielo que impedía, interrumpía la comunicación entre los hombres y los dioses.

Suite Pompeyana

Broches 2016. Medidas aprox: 90 x 100 x 15
Materiales: Alpaca, esmalte sobre acero, basalto, alabastro, plástico y pintura acrílica.

Las ruinas expresan metáforas sobre el tiempo y el olvido, y suelen ser extremadamente evocadoras. Nos involucran en un juego de reconocimiento y reconstrucción. En mi trabajo Impresiones de la Atlántida realizado durante los años 1989 /1995, la famosa ciudad hundida bajo el océano se convertía en una metáfora del propio proceso de creación.

Esta serie consistía en la representación de una arqueología fabulada, inventada. Al igual que los arqueólogos desentierran, llevan a la luz, hacen visible lo oculto, el proceso de creación también tiene algo de arqueología, se sirve de la experiencia, para extraer, para desvelar, alumbrar, para materializar los vestigios de algo que siempre es fragmentario, eternamente incompleto.

Un paralelismo entre bucear y sumergirse hacia el interior para sentir los latidos de la experiencia. Ir más allá de los horizontes visibles. La imborrable experiencia que viví en 1974 al visitar la las ruinas de Pompeya, ciudad sepultada en pocas horas por las cenizas de la violenta erupción del Vesubio, aparece ahora transformada en una metáfora de la suspensión del tiempo, o quizás como un testimonio silencioso de la condición efímera de todas las cosas.