El primero de ellos es la próxima llegada de las Navidades. Por supuesto, quién más quién menos, todos nos imbuímos del espíritu navideño, con su carga emotiva y familiar, por lo que les deseo, a todos los sufridos miembros de esta noble profesión, que disfruten las fiestas nevideñas en la mejor compañía y la mayor armonía.
Pero es que, además, y por primera vez en muchos años, se viene escuchando un rumor social según el que se atisba que la campaña navideña puede ser una de las más exitosas en bastante tiempo, lo que conllevará - qué duda cabe - un alivio o, cuanto menos, un lenitivo, para quienes ya no podían más, económicamente hablando. ¡Ojalá sea cierto que, por una vez, Papá Noel y los Reyes Magos vengan a llevarse artículos - y pagándolos - para regalar,en lugar de traernos vacío y sufrimiento!
La segunda efeméride es la de que, si mis cuentas no son erróneas - cosa sumamente probable, pues ¿qué va a saber de cuentas un abogado? - se acaban de cumplir quince años desde que el inolvidable Pepe Arquero me abrió, con total generosidad y cariño, las puertas de este medio para permitirme asomarme a nuestro Sector y expresarles mis modestas opiniones y consejos (como él decía: "que les sea útil, es mi mayor deseo").
En efecto, desde Diciembre de 1999 he tenido el privilegio de conocer a una considerable cantidad de personas magníficas en lo profesional, y entrañables en lo personal. Sería imposible poner, en negro sobre blanco, el nombre de todos ellos - los que se fueron y los que siguen al pie del cañón - para expresarles mi agradecimiento y mi deseo de ventura. Por ello, y para todos ellos, a una, ¡Felicidades, de todo corazón!
