www.goldandtime.org

AETA | ART&VALUE

Progreso

El gemólogo Enrique Orozco analiza los cambios de comportamiento que propician las nuevas tecnologías

jueves 29 de octubre de 2015, 11:35h

Confieso que fui un detractor furibundo del teléfono móvil. Cuando hace ya algunos años empezó a generalizarse el uso del celular consideraba innecesario el afán de algunos  de estar localizado a todas horas, veía absurdo  ir por la calle hablando por aquellos aparatejos con su ridícula antenita y percibía como una falta de educación que durante una reunión  sonara la  musiquilla y se pusieran a hablar dejando a los demás con un palmo de narices.

 

No  digo nada en el AVE, donde aún continúa la manía de algún sujeto empeñado en que todo el vagón se entere si Peláez ha firmado o no ha firmado el contrato.

A la postre tuve que rendirme ante la evidencia e incorporar el invento  a mi existencia. Poco a poco he ido aprendiendo a escribir velozmente con los diminutos teclados, a usar  al WhatsApp, primero por presiones del grupo de familia y luego por imperativo del negocio y ya no me molesta ni recibir mensajes de clientes fuera de horario comercial. 


Al paso que van las cosas en breve tendremos que sustituir el mostrador de la tienda por pantallas táctiles  donde  diseñar la joya a gusto del cliente.

Tecnología 3D, prototipado, sinterización, impre-soras y  fresadoras digitales… términos que se van imponiendo y nos hacen pensar que un día no muy lejano el banco del platero, con su astillera, su gaveta y su juego de limas serán objetos que se visitarán  en algún museo. Para los de mi generación que aprendimos a escribir con plumier y hacer cuentas sin usar calculadora, ha supuesto un gran esfuerzo irnos adaptando a la era informática.

Me dicen que hay una aplicación por la que se pueden hacer autofotos usando móviles de última generación sin apretar ningún botón. Basta con pronunciar la palabra "dispara" y ya está, lista la foto. No me dirán que no resulta inquietante un mundo en el que se ordena a una máquina disparar y ni corta ni perezosa  obedece.