El entramado, formado por 180 empresas, aprovechó el auge en la compraventa de oro y plata para emitir facturas falsas por hasta 1.000 millones de euros anuales y blanquear así beneficios procedentes del comercio del oro, estafas masivas, fraudes inmobiliarios e incluso el narcotráfico. El conglomerado utilizaba empresas ficticias, testaferros y también introducía en el circuito legal joyas robadas.
Toneladas de oro y plata exportadas
Las investigaciones sobre el complejo entramado empresarial comenzaron en 2012 en Valencia y se han extendido a Murcia, Málaga, Madrid, Barcelona, Tarragona, Castellón, Alicante, Córdoba, Granada, Toledo y Valladolid. En la base de la red se encuentran casas de compraventa de oro diseminadas por toda España que compaginan el comercio legal con distintas actividades ilícitas.
Por encima de los establecimientos abiertos al público funcionan empresas mayoristas y fundidoras que reciben todo el flujo de oro, plata y platino para exportarlo al extranjero. Este flujo de metales preciosos era adquirido y vendido con la mayor opacidad posible, mediante el uso de registros y contabilidades paralelas, y en él se encuentran piezas de oro y plata robadas que eran así introducidas en el circuito legal.
Instrumento para grupos criminales
De forma paralela y como auxiliares se hallan seis grupos societarios dedicados a emitir facturas simuladas a través de empresas ficticias o creadas de forma efímera para ese único fin. Sólo en el ejercicio fiscal 2012 los investigadores han detectado un volumen de facturas ficticias de 1.000 millones de euros.