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'Cada vez más, el cliente quiere comprar un buen reloj, pensado casi en algo como una herencia familiar'

Antonio Huércanos: Reparador relojero y conservador del Tribunal de Cuentas y del Cuartel Gral. de la Armada

jueves 29 de octubre de 2015, 11:35h
Antonio Huércanos.
Antonio Huércanos.

Heredero de una amplia tradición familiar que comenzó su abuelo justo hace ahora 100 años y que luego aprendió de su madre, se puede decir que Antonio Huércanos es un relojero de 'pedigrí'. Actualmente trabaja en su taller madrileño sobre todo con modelos mecánicos clásicos y considera su profesión como un arte, puesto que algunas de las piezas que ha reparado se han tenido que reconstruir por completo debido a su antigüedad. Una profesión apasionada de la que, sobre todo, se aprende todos los días, como él mismo afirma.

'Cada vez más, el cliente quiere comprar un buen reloj, pensado casi en algo como una herencia familiar'

¿De dónde surge su pasión por l a relojería y dónde aprendió este oficio?
Yo procedo de una extensa tradición familiar que comenzó mi abuelo allá por el año 1914. Se fue a Suiza a aprender relojería y estuvo interno allí justo durante los años de la Primera Guerra Mundial, hasta 1918. Luego regresó a Madrid donde montó una tienda y otra en San Sebastián, a la que le siguió otra en Burgos y más tarde otras. Tenía 12 hijos con lo cual tenía que ampliar su negocio para poder dejarlo a sus hijos, incluidas las mujeres, ya que era un hombre muy avanzado para la época y consideraba que también ellas debían tener la oportunidad de labrarse un futuro. Una de sus hijas, mi madre, aprendió y vivió de la relojería, como otras  de sus hermanas.

¿Es complicado aprender relojería en nuestro país, fuera del ámbito familiar?
Hasta donde yo conozco sí. Como talleres tradicionales te puedo decir a Pedro Izquierdo, que mantuvo hace tiempo una escuela de relojería en la madrileña Calle del Biombo, que creo que posteriormente desapareció, y luego sí que Patrimonio Nacional me consta que está formando gente. El problema es que la formación es complicada, existen tal cantidad de marcas que es imposible. Este es un oficio que si no es familiar es muy complicado, porque se tarda muchísimo en aprender. De hecho yo tengo 53 años, llevo en activo desde los 18 y sigo aprendiendo.

¿Han entrado las nuevas tecnologías en la reparación o se sigue haciendo de forma artesanal?
Se sigue trabajando de forma artesanal, pero también hay máquinas que facilitan el trabajo. Fabricar una rueda por ejemplo, hay que tallarlas con las mismas máquinas de siempre. Las que sí han venido bien son las que cuentan las oscilaciones del volante, por ejemplo,  para ajustar la marcha, para dejarlos más afinados, o las de limpieza por ultrasonidos.

Ahora que comienza a despegar la impresión en 3D, ¿cree que esta tecnología facilitará el trabajo?
Justo acabo de estar viendo hoy una de estas máquinas y me han parecido curiosísimas. Eso sí que va a dar más vida a la relojería. Va a ser mucho más fácil la fabricación de piezas porque van a ser tal y como las fabricaron, y además a un coste menor y más rápidas de hacer.

¿Ha afectado también la crisis a este oficio? 
Sí, la crisis nos ha tocado a todos. Yo trabajaba con muchos coleccionistas que han dejado de reparar. Ahora parece que el mercado se está despertando y vuelven a llamar, pero ha habido una época, sobre todo hasta el año pasado, que ha sido muy dura para la reparación. Los coleccionistas no reparaban, pero porque tampoco compraban

En términos generales, ¿se valora en España el reloj antiguo?
Yo creo que sí, y cada vez más. La gente tiene relojes de batalla, de precios bajos, pero cada vez más  quieren comprar un buen reloj, pensado casi en algo como una herencia familiar. Un gran reloj siempre tiene valor. De hecho recuerdo una publicidad de Patek Philippe que decía "Usted nunca es el dueño de un reloj" Es el custodio. Lo está custodiando porque luego pasará a otras manos, porque son atemporales y si se cuidan... casi eternos.

Recientemente se creó la Asociación de Reparadores ANPRE, en respuesta a las dificultades a la hora de obtener repuestos de algunos fabricantes suizos. ¿Tiene también estos problemas?
Si, si, eso me ha pasado muchísimas veces. Pero gracias a Internet se han solucionado muchos problemas. En Estados Unidos, por ejemplo, no hay ese tipo de problemas. He comprado repuestos de relojes suizos de renombre porque aquí no se podían conseguir. Y me han llegado en su embalaje original de la casa. Una simple corona de un Tag Heuer es imposible que a mí me la puedan vender. Ellos quieren tener su negocio; si en un taller oficial se puede cobrar por una reparación 400 euros, resulta que un reparador de primer nivel puede hacerlo por 150, y el trabajo va a ser el mismo.

Hablando de precios, ¿el cliente siempre asume el coste, las horas de trabajo?
El modus operandi es el desmontaje completo, todo encima de la mesa, se limpia con desengrasantes, se mete en una cuba de ultrasonidos y, por cavitación, se queda impoluto. Hay que comprobar los dientes de las ruedas, los buchones de las pletinas: el polvo desgasta los pivotes de las ruedas, que hay que pulirlos para que el giro sea suave. Hay que hacer las cosas para que todo quede bien y montarlo para comprobar que no falte ninguna pieza... En general, el cliente asume y reconoce el precio, aunque otras veces no, sobre todo los que no tienen aprecio al reloj y piensan que sólo hay que 'soplarle' el polvo para limpiarlo y ponerlo de nuevo en marcha.