Los artículos preferidos por los ladrones son los objetos de pequeño volumen, pero con un alto valor, como perfumes y cosméticos, joyas, accesorios y complementos, teléfonos y pequeños electrodomésticos o cuchillas de afeitar. En los últimos tiempos se ha observado un aumento del hurto en el sector de la alimentación. Aquí también, los ladrones prefieren artículos de mayor valor, como embutidos, quesos o botellas de licor.
El momento elegido para actuar suele coincidir con los momentos de mayor afluencia de público en las tiendas, los fines de semana y los periodos de concentración de compras, como las semanas previas a la Navidad o las rebajas. Los delincuentes más organizados aprovechan momentos en los que los empleados suelen estar menos atentos, como la apertura, el cierre o los cambios de turno.
El modus operandi de los ladrones es cada vez más complejo. Generalmente, los delincuentes realizan un rápido análisis de las medidas de seguridad presentes en el comercio para detectar posibles fallos y buscan su oportunidad en aquellos establecimientos donde las medidas de seguridad son mínimas o inexistentes. Algunos ladrones llegan a utilizar dispositivos específicos, como bolsas metalizadas o inhibidores de frecuencia, para sortear las medidas de seguridad de los comercios.
No hay un perfil sospechoso, pero sí comportamientos
Los comportamientos sospechosos A pesar de que no existe un perfil definido para identificar a los posibles ladrones ni por edad, sexo, raza o el nivel social sí hay algunos comportamientos que deben despertar la alerta:
- Cuando un cliente pasa más tiempo mirando a los dependientes que comprando.
- Usuarios que parecen nerviosos y cogen prendas al azar, sin mostrar interés.
- Clientes que llevan grandes abrigos, especialmente cuando hace calor.
- Grupos, especialmente de jóvenes, que entran en la tienda llamando la atención.