Sin perder un ápice de su personalidad, de su característico diseño, y la calidad de los materiales empleados, la marca consigue ir un paso más allá en su colección para mujer, y también, cómo no, en sus piezas dirigidas al público masculino.
n la edición de 2012 del SIHH, la marca muestra este impresionante ‘Rotonde de Cartier Cadran Lové Tourbillon’. Sin duda se trata de una referencia que atesorea gran exclusividad, como se deduce de su edición limitada a cien ejemplares, numerados de manera individual.
El adn de la firma sigue estando presente en la forma de la caja de oro blanco, o en los números romanos, que son los artífices de dotar de profundidad a la esfera gracias a una ejecución sorprendente del calado; como también lo está en la corona perlada y adornada con un cabujón de zafiro.
El juego tridimensional que atrae la atención de quien observa este ejemplar se perfila en todo el reloj, pero se intensifica en el tourbillon volante –cuyo indicador presenta la 'C' de Cartier– que se haya integrado en el Calibre 9458 MC, con distinción del Punzón de Ginebra. En cuanto a este calibre, sus cualidades son ya bien conocidas: 39 milímetros de diámetro por 5.58 de grosor, una frecuencia de 21.600 alternancias cada hora y una reserva de marcha garantizada hasta las 50 horas.
El resto de cualidades son de una calidad digna de Cartier, desde doble cristal de zafiro, hasta correa de piel de aligátor en negro semimate o el cierre desplegable en oro blanco de 18 quilates
