Se trataba del análisis rutinario que un proveedor habitual suele hacer en ese laboratorio para comprobar la calidad de las gemas y joyas que comercializa. Lo llamativo fue que, al revisar los colgantes, algunos de ellos presentaban piedras de entre 1 y 10 puntos, que habían pasado como diamantes siendo, en realidad, zafiros sintéticos casi incoloros.
El uso de zafiros sintéticos para imitar diamantes es un fraude "muy poco habitual" según afirman desde el laboratorio gemológico, "pues lo habitual es encontrarse, en ocasiones, con diamates creados en laboratorio que intentan pasar como naturales".
Lo preocupante del caso es cuántos sintéticos o imitaciones pueden haber pasado antes sin ser detectados, pues cuando se trata de pequeñas gemas y melés no es habitual llevarlos a analizar y esto pone de manifiesto la necesidad de estar alerta y contar con un laboratorio gemológico acreditado para evitar, en la medida de lo posible, los intentos de fraude.