El collar, de tintes religiosos culminado por una gran cruz ortodoxa, está fabricado en oro y es una pieza soberbia engastada con rubíes, zafiros, esmeraldas y perlas. El conjunto se remata con esmaltados translúcidos de color y con decorados de aire floral.
La pieza perteneció a la dinastía de los Dadiani, instalada en la que actualmente es Georgia desde el siglo XII hasta finales del siglo XIX, cuando sucumbió al poder del zar ruso. El último príncipe, Nicolás Dadiani, renunció oficialmente a sus derechos al trono en 1868. Hasta ayer, el collar aún pertenecía a los descendientes de esta familia.