Muy extraño fue el final de la semana en los mercados del oro, y los monetarios-financieros. Después de que las sesiones en Europa terminaran con ligeras oscilaciones decrecientes, como buscando mantener la estabilidad, ya con sólo los mercados americanos abiertos, el dólar se lanzó a otra escalada que llevó su cotización más allá de los 1,34 por euro, pero sin que por ello se trasladara su efecto a los mercados de commodities, incluidos los metales preciosos.
Aparte de esta circunstancia, en principio todo invitaba a pensar en una mayor estabilidad a corto plazo. Sin embargo, y a pesar del repunte monetario, se teme que los especuladores consideren que el oro ya ha llegado a un buen nivel de soporte y vuelvan a comprarlo provocando con ello una nueva alza del metal amarillo, y subisidiariamente, también de la plata y el platino.
Todo es muy confuso, sin embargo, y el alza del dólar lo demuestra, pero es precisamente en momentos de confusión cuando se pueden producir las oscilaciones más bruscas e intensas.
En el mercado de futuros de Nueva York, al cierre de la semana no se apreciaban aún signos de inversión de la tendencia o de oscilaciones bruscas, cotizando ligeramente a la baja frente al precio de contado, pero esto no garantiza nada, sobre todo en el corto plazo, en el que los mercados son más sensibles a cualquier intervención de tipo especulativo.