El mes pasado, un joyero con sede en Génova, Gismondi 1754, recurrió a WhatsApp para vender un anillo de diamantes de 10 quilates a un cliente suizo sin mostrárselo en persona. La cantidad no ha trascendido pero estamos hablando de miles de euros, con la peculiaridad de que no se trataba de un cliente habitual: "Estaba hablando por teléfono con la señora que lo quería comprar y se me ocurrió que este era el mejor canal para mostrárselo en directo” asegura Massimo Gismondi, director ejecutivo del grupo de joyería, en un momento en el que las tiendas estaban cerradas debido al Covid.
Si bien no reemplaza la necesidad de tiendas físicas, la tendencia de vender fuera de la red tradicional de tiendas ha llegado para quedarse. Reconocidas marcas como Hermes, que hasta ahora solían ser reticentes a las ventas en línea, han adoptado plenamente el comercio electrónico, por poner sólo un ejemplo.
Los analistas estiman que los ingresos en línea para la industria del lujo se han duplicado a casi el 20% de las ventas solo en el último año. Y consultoras como Boston Consulting Group (BCG) predice que ese porcentaje aumentará al 25% para 2023.
Las casas del lujo están capacitando a sus asistentes de ventas para "ventas a distancia". Reciben listas de clientes con las que luego se ponen en contacto para mostrarles las últimas novedades a través del chat con imágenes y video. “Se crea del mismo modo una relación sólida entre los vendedores y el cliente”, tal y como aseguraba en una reciente entrevista el director ejecutivo de Prada, Patrizio Bertelli.
