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LA EDAD DEL PLATINO EN ESPAÑA (III PARTE)

La Edad del Platino en España: El monopolio Real

viernes 05 de junio de 2020, 07:00h
Cerramos la semana con la tercera entrega dedicada a los orígenes del platino bajo el título La Edad del Platino en España, elaborado por tres destacados investigadores de nuestro país para la Asociación Española de Tasadores de Alhajas.
François Chabaneau, químico francés contratado por el Real Seminario Patriótico de Vergara, fue el primero en aislar el platino.
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François Chabaneau, químico francés contratado por el Real Seminario Patriótico de Vergara, fue el primero en aislar el platino.

El fuerte aumento de la demanda de platino en Europa hizo que la producción obtenida en la Casa de la Platina pronto resultase insuficiente. Como consecuencia, se decidió crear un nuevo laboratorio en los locales de la Cátedra de Química Aplicada a las Artes, situada en la calle del Turco (actualmente Marqués de Cubas) en el que, a partir de ese momento, se compaginó la docencia de la química con los trabajos de purificación de platina. François Chabaneau se hizo cargo de la dirección de ambos laboratorios y abandonó la docencia.

La necesidad de platina en bruto generada en la metrópoli obligó a organizar su acopio y almacenamiento en Nueva Granada. Sin embargo, la mala reputación que este metal tenía en el Virreinato como algo inútil e inservible aconsejaba cautela a la hora de iniciar una adquisición masiva del mismo ya que esto podría provocar un aumento excesivo de su precio.

Habría resultado comprensible esa actitud en unos mineros a los que pocos años antes se les habían cerrado las minas y, más tarde, se les había obligado a sufragar los gastos de separación de la platina del oro para, a continuación, ser eliminada arrojándola en gargantas y ríos inaccesibles.

Oro y esmeraldas procedentes de la caja fuerte del Banco de España en la que se puso a salvo la platina durante la invasión de Napoleón. Exposición del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.

Para acumular platina sin levantar sospechas se recomendó la recuperación de la misma de aquellos lugares a los que estaba siendo arrojada, su recogida de las fundiciones una vez separado el oro y su extracción directa de minas en las que su proporción fuese importante. Estas acciones debían de realizarse con extrema discreción, a través de acuerdos secretos con los dueños de las minas en los que se especificase que la platina recuperada debía de ser entregada al Tesoro Real.

La aplicación práctica de tales acciones encontró no pocas dificultades. Por un lado, resultaba difícil recuperar la platina arrojada a ríos y gargantas puesto que ya se encontraba mezclada con los sedimentos de estos ríos y requería trabajos adicionales de concentración; por otro resultó más complicada de lo esperado la negociación con los mineros para que vendiesen la platina almacenada y la que separaban, incluso a precios superiores a los previamente recomendados.


El monopolio español sobre el comercio de platina en bruto y purificada se mantuvo hasta 1808 cuando las tropas napoleónicas destruyeron y expoliaron la Casa de la Platina


El monopolio español sobre el comercio de platina en bruto y purificada se mantuvo hasta 1808 cuando las tropas napoleónicas destruyeron y expoliaron la Casa de la Platina. El laboratorio de la calle del Turco, sin embargo, fue defendido por Christian Herrgen quien había sido nombrado profesor del Real Estudio de Mineralogía, nombre que se dió a la Real Escuela de Mineralogía de Madrid tras la fusión de todos los laboratorios de química en una sola institución en 1799.

El profesor Herrgen consiguió salvar todo lo que contenían tanto el laboratorio como el museo de mineralogía, guardándolo en una caja fuerte en el Banco de España. Diversos inventarios del contenido de esta caja fuerte muestran que, además de varios frascos conteniendo arenas con oro y platina, se libraron del expolio también numerosos ejemplares de piedras preciosas (topacios, rubíes, algún zafiro, amatistas, aguamarinas, granates, turquesas, cuarzos incoloros y ahumados, y sobre todo esmeraldas), joyas (sortijas y collares), pepitas de oro y dos ejemplares de ostras con perla de la especie meleagrina margaritífera. El contenido de esta caja fuerte fue recuperado en 1983 por los conservadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, donde parte del mismo permanece actualmente expuesto.

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Desde 1767 hasta 1805 (fecha del último envío) se enviaron a España un total de 2.846,49 kg de platina en bruto, la mayor parte de los cuales (2.761,36 kg) se recibieron con posterioridad a 1786, año del descubrimiento del método de purificación de la platina por parte de François Chabaneau. A partir de este material se obtuvieron entre 435 y 560 kg de platino metal. Este periodo es el que se conoce como la Edad de Platino de España.

[CONTINUARÁ...]

Parte I: La Platina, ese nuevo metal incómodo

Parte II: La Platina llega a Europa


Los Autores

Fernando Gervilla Linares es catedrático de Mineralogía y Petrología en la Universidad de Granada.
Javier Garcia-Guinea es geólogo mineralogista e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Luis Fermín Capitán-Vallvey es catedrático de Química Analítica en la Universidad de Granada.


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