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Donald Trump pone a la joyería en su punto de mira

lunes 22 de abril de 2019, 07:00h
El presidente de EE.UU, Donald Trump.
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El presidente de EE.UU, Donald Trump.
Una reunión celebrada en Nueva York levanta las alarmas en la joyería de EE.UU pues el Gobierno valora elevar el control sobre joyas, gemas y metales.

En el encuentro se dieron cita altos funcionarios de la administración Trump, junto a importantes productores y representantes de las principales asociaciones del sector. En él se puso de manifiesto la intención del Gobierno de EE.UU de “estrechar el control sobre el origen de cada pieza de joyería, gema o metal precioso” que se importe y comercialice en el país.

Y es que esta nueva política pondría punto y final a la laxitud con que la administración Trump ejercía hasta ahora el seguimiento sobre las importaciones de metales preciosos a la que obliga la ley Dodd-Frank, aprobada en 2010 durante el Gobierno de Obama, para evitar la financiación de países en conflicto, especialmente en África.

Y además supone un giro de 180 grados, puesto que ya no sólo se estrecharía el control sobre esos minerales, sino también sobre diamantes, gemas de color y joyería en general. La razón que se esgrime desde el Departamento de Estado –el equivalente al Ministerio de Asuntos Exteriores-- es que desde el Gobierno se cree que las importaciones de joyas y otros minerales podrían estarían financiando conflictos y regímenes fraudulentos, mencionando concretamente a Irán, Venezuela y algunos países africanos.

"Esta vez van en serio"

Pero esta nueva ofensiva del Gobierno no parece que se vaya a detener sólo en ese aspecto y además va “muy en serio”, según un representante de la Industria citado por el portal [rough-polished.com] que ya ha asistido a reuniones anteriores y asegura que el tono de esta última ha sido “diferente. No amenazadora, pero seria”. “Algo se está preparando en forma de ley o normativa” añade.

Las conclusiones más importantes que se han desvelado de este encuentro ponen de manifiesto la nueva etapa política que se podría estar gestando en EE.UU respecto al mercado joyero. Algunas de ellas son:

  • Aumentar el control puesto que la calificación de ‘amenaza’ [en términos de financiación de conflictos o grupos armados] es más alta que en el pasado.
  • El Proceso de Kimberley ya no es suficiente para resolver los problemas actuales.
  • Es necesario reforzar la cadena de custodia desde el origen hasta el cliente final.
  • Los planes del Gobierno pasan por aumentar el control y la información para crear proveedores y consumidores ‘responsables’ en materia de joyería y gemas.
  • Intensificar la persecución al blanqueo de capitales generado en la industria joyera

Queda por ver si finalmente algunos de estos planteamientos son de aplicación factible, pero sin duda ponen de manifiesto la intención de aumentar la regulación administrativa sobre un mercado que se debate entre el compromiso ético de fabricantes y consumidores, frente a la reducción de costes y la producción deslocalizada para abaratar el producto final.

En lo que a la industria europea y española le podría afectar, un hipotético cambio en las políticas con respecto a la industria joyera en Estados Unidos podría generar un efecto contagio hacia la Unión Europea, más proclive aún hacia políticas garantistas que la administración estadounidense.