Aunque su origen es incierto, los expertos coinciden en que fue la Marina británica quien regaló el reloj a Nelson después de su triunfo en la batalla del Nilo, en 1789, y parece ser que el navegante lo llevaba encima cuando fue alcanzado frente a las costas gaditanas por una bala de cañón que lo dejó herido de muerte.
A partir de ahí el reloj pasó a manos de su amante y posteriormente al hermano del almirante, que lo fue transmitiendo a sus descendientes. Con el tiempo la pieza se vendió a un coleccionista norteamericano y actualmente es uno de los pocos objetos del marino que está en manos privadas. La mayor parte de sus bienes fue adquirida por el Gobierno británico a finales del siglo XIX para conservarlos en un Museo.
Pero la pieza no sólo tiene valor histórico sino que también destaca por el renombrado artista relojero que lo fabricó. Se trataba de Josiah Emery, un maestro suizo de finales del siglo XVII afincado en Londres y que elaboró numerosas piezas para el rey Jorge III.