Exageraciones

Me quedé pensativo y busqué información en la red. La superficie sobre la que se levanta cada primavera la feria hispalense tiene aproximadamente novecientos mil metros cuadrados. Muy grande ciertamente, pero meter allí un millón de almas significaría más de una persona por cada metro cuadrado, sin contar con lo que ocupan mobiliario, servicios, atracciones… algo así como el camarote de los hermanos Marx.

Más tarde el Ayuntamiento estimaba un pico de asistencia de trescientos mil visitantes, lo que no deja de ser un verdadero ambientazo.

Y es que las exageraciones de tanto usarlas se han convertido en cosa corriente. Nadie se extraña cuando en una manifestación los organizadores aseguran que han acudido cincuenta mil personas, la prensa que cinco mil y la Delegación del Gobierno las cifra en quinientas.

Existen eventos donde es fácil el control numérico porque hay unas entradas o invitaciones que se pasan por una máquina, por ejemplo las ferias profesionales. Otra cosa es que se maquillen los resultados o se usen trucos como ir sumando visitas cada vez que alguien sale, por ejemplo, a fumar un cigarro y vuelve a entrar.

De todas maneras hay algo palpable aparte de los fríos números y es el ambiente. Cuando las cosas no van bien, se van descolgando los participantes y se percibe el descontento en los expositores de poco vale que las estadísticas digan que en términos relativos con respecto a la anterior cita se mantienen las expectativas.

Quien no se consuela es porque no quiere. Esta Columna por ejemplo tiene cada mes diez mil lectores, lector arriba, lector abajo… sin exagerar.

Enrique Orozco es gemólogo. Socio de AETA y vocal de Comunicación.