¿Cuáles son sus principales retos desde que asumió el cargo?
Mantener la iunidad en el Gremio. Que sigan todo el mundo participando; tanto los que están asociados como, incluso, los que no lo están, porque es una manera de mantener una línea común y un apoyo de cara a otros sectores o administraciones. Representar a todos. Después, considero que la asociación debe tratar de resolver cualquier tipo de problema a los asociados, porque todo el que llama necesita un apoyo, una ayuda, y siempre es necesaria esa cercanía para tratar de encontrar una solución, o al menos, remitirle a quien se la pueda dar.
¿Cómo está atravesando el comercio de Pontevedra esta crisis?
Con mucho sacrificio. Todos hemos tratado de recortar gastos, al menos los superfluos, porque está claro que hay muchos que no se pueden recortar. También comprando menos y echando mano de ese stock que tienes en las tiendas. Ya no se tiene la ‘alegría’ que se tenía antes a la hora de comprar, y hay que ajustarse. Aquí las ventas han caído en torno al 50% y sin embargo, la mayoría de los gastos siguen siendo los mismos. La ventaja es que teníamos mucho acumulado, porque siempre nos gustó ofrecer al cliente todas las novedades.
¿Qué iniciativas se han llevado a cabo para incentivar el consumo entre los clientes?
Desde nuestra Asociación ––y creo que somos pioneros en eso–– hacemos campañas para Navidad, Bodas, San Valentín, Reyes... y todas esas campañas las hacemos con soportes publicitarios en diversos medios, así como en vallas, autobuses urbanos y otro tipo de cartelería. También sorteamos cheques regalo para los clientes, o cosnsursos. Asociamos las campañas publicitarias a un regalo para el consumidor. Antes regalábamos un diamante, o unos viajes, y ahora nos centramos más en dar cheques regalo para que el consumo se revierta en los establecimientos.
Internet es un canal imprescindible, ¿tiene suficiente presencia online el comercio de la provincia?
Cada vez un poquito más. Casi todos tenemos una página, más o menos atendida, pero a veces es complicado porque a la mayoría nos cogen a unas edades que resulta difícil adaptarse. Y ya no es sólo por la complicación tecnológica, sino porque es una cuestión que requiere de mucha dedicación. Parece muy fácil, pero estar al día te lleva muchísimo tiempo y nosotros tenemos que atender, reparar... Y tampoco se puede dejar en manos de personas que no te ofrezcan confianza. Desde el Gremio se han hecho cursos de formación pero lo que tenemos claro es que cuando se realiza algún tipo de curso debe ser efectivo y que realmente le sirva a los asociados. Ya no vale aquello de una empresa que viene ofreciéndote un curso porque se lleva una subvención, y se dedica a echar una charla y poco más.
Se trata, en el fondo de una cuestión de calidad a la hora de formar. Efectivamente, nosotros por ejemplo tenemos aquí a la Escuela del Atlántico, que ha realizado cursos de primerísimo nivel porque se invierte en buen profesorado, y eso los profesionales lo notan porque realmente se aprende. También se imparten cursos gratuitos, pero está claro que a veces hay que pagar para obtener buena formación.
Precisamente hablando de la escuela del Atlántico, ¿Cree que tiene sentido actual el conflicto entre la Xunta y la Escuela?
En absoluto, ahí existen unas discrepancias que habría que poder discutir y llegar a un acuerdo porque es un valor añadido para la región y para el país. La administración se está equivocando al eliminar el apoyo a la Escuela porque realiza un trabajo de mucha calidad pero en lugar de ofrecerles a ellos la ayuda se la dan a otros que realmente no sabes qué hacen.
Ese es justo uno de los papeles del Gremio, la fuerza frente a las ‘amenazas’ externas, ¿no?
En efecto. Como por ejemplo el papel de los gremio frente a la Ley de Blanqueo de Capitales ha sido crucial para evitarnos más quebraderos de cabeza, pero eso no siempre se sabe. Los gremios, sobre todo el nacional, deberían tener más presencia, que lleguen más al asociado ‘común’. Muchos no saben que hay alguien ahí detrás que está trabajando por ellos. Deberíamos apoyarlos y se debería también profesionalizar y que la cúpula tuviera un incentivo económico para optimizar el trabajo que realizan para los asociados. A veces, el trabajo de presidente, como ha ocurrido con el del Gremio Nacional, es muy ingrato y no ha sido agradecido por todos.
*La entrevista con Antonio Penín al completo, en la edición de Julio-Agosto de GODL&TIME
