
La primera sortija está realizada en oro de 18 quilates y jade. Su superficie de oro se pliega sobre sí misma, "como si se tratase de una hoja mecida por el viento", explica la diseñadora. La influencia de la naturaleza está presente tanto en su forma como el color de su piedra.

Las otras dos piezas también son de oro de 18 quilates y cuarzo hidrotermal. Ambas están trazadas sobre una superficie que se va doblando como una figura de papiroflexia y cuentan con una brillante talla de cuarzo hidrotermal, que añade un toque de color malva o oliva. El resultado es "peculiar pero ligero y ergonómico", añade la autora.

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