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Consejos para que joyas y relojes superen los contratiempos del verano

Inhorgenta Munich nos recuerda los cuidados esenciales para mantener nuestras piezas 'saludables'

jueves 29 de octubre de 2015, 11:35h

En verano y de viaje, los relojes y las joyas tienen que soportar mucho y hay que cuidarlos especialmente bien. El contacto con los protectores solares, la arena, el agua salada, el calor, los cambios de temperatura y la alta humedad del aire pueden causar daños que van desde perder el brillo, hasta dejar de funcionar, explican desde la organización de la feria joyera.

 Enjuagar con agua dulce las piedras preciosas directamente después del contacto con el agua clorada o el agua de mar para conservar el brillo del color y recordar no colocárselas recién puesta la crema solar.
Enjuagar con agua dulce las piedras preciosas directamente después del contacto con el agua clorada o el agua de mar para conservar el brillo del color y recordar no colocárselas recién puesta la crema solar.

Limpieza
Para limpiar las joyas de arena y residuos de crema, lavarlas con agua tibia con jabón y un cepillo suave, enjuagarlas a continuación y dejarlas que se sequen. Puede utilizarse un cepillo de dientes limpiando especialmente el lado posterior de las joyas para eliminar completamente la suciedad. El oro, la plata, los diamantes y las piedras de color vuelven a brillar después de este tratamiento de limpieza.

Piedras como zafiros, aguamarinas, amatistas, citrinos, cuarzos o cristales también pueden ser tratadas con alcohol. Del libro de trucos de la abuela se sacan los siguientes consejos de limpieza: el oro recupera su brillo al limpiarlo con el jugo de una cebolla. La plata sin lustro pierde su negrura al sumergirla en agua caliente junto con un trozo de papel de aluminio y una cucharadita de sal.

Transporte y conservación

Tanto en la llegada como en la partida se recomienda llevar puestas las joyas más valiosas; de no ser así, lo mejor es transportarlas en su estuche original. Especialmente al viajar en avión se recomienda llevar las joyas y los relojes en el equipaje de mano. Para que los eslabones de las cadenas y las pulseras no se doblen durante el viaje, se recomienda guardarlas estiradas en estuches. Además, es mejor cerrar siempre los cierres de los collares para que no se enreden.

En caso de que sucediera, pueden desenredarse con una aguja fina. Especialmente durante el transporte, pero también en el uso diario, las joyas deberían guardarse siempre por separado e individualmente para evitar arañazos. Se recomienda conservar las perlas y las piedras en bolsitas de tejidos suaves, mientras que los relojes se mantienen mejor en la caja en la que se adquirieron.

Las perlas también sufren al ser expuestas a una luz solar intensa, ya que su principal componente es el agua. Para evitar que la capa exterior de la perla se vuelva mate, decolore o deseque, no deberían exponerse a un calor excesivo. Si ocurriera, se recomienda envolver las perlas después en un paño húmedo.

Relojes y zonas horarias
Si se viaja a otras zonas horarias es importante observar algunas sencillas reglas: cambiar la hora solo entre las nueve de la noche y las tres de la madrugada, de lo contrario, se desajusta la fecha. Girar la manecilla para que pase las 12 y la fecha salte al día siguiente; así se encontrará el reloj "por la mañana". Si se cambia la hora del reloj por la tarde, deberá girarse la manecilla una vuelta entera para que vuelva a pasar por las 12.

En general, se recomienda dar cuerda a los relojes mecánicos una vez al mes completamente y cambiar las pilas de los relojes de cuarzo antes de emprender el viaje. De lo contrario, podría ocurrir que —en un modelo más antiguo— saliera el líquido de la pila. 

Temperatura y agua

Los relojes mecánicos no deben ser expuestos a la luz solar directa ni a las altas temperaturas, porque precisamente el cambio de calor a frío podría dañar el mecanismo de forma permanente. Así que no es nada recomendable hacerles tomar el sol mucho tiempo y zambullirse a continuación con ellos en la refrescante agua. De todas formas, antes de cualquier contacto con el agua, es importante aclarar el tema de la resistencia al agua.

Si se indica una presión de tres bares, el reloj resiste solo salpicaduras. Con cinco bares, el reloj es apto para un contacto con el agua como podría ser ducharse, bañarse o lavarse las manos. Diez bares significa que es idóneo para nadar y sumergirse. Sin embargo, para bucear se requieren, como mínimo, 20 bares. La resistencia al agua se va perdiendo con el tiempo, por lo que se recomienda llevar el reloj a una revisión cada uno o dos años.

No solo la caja es sensible al contacto con la humedad, las pulseras también pueden verse afectadas. Incluso las correas de cuero de alta calidad requieren un cuidado especial para evitar decoloraciones y cambios en la estructura del cuero. Lo mismo cabe decir de una humedad demasiado alta, de protectores o aceites solares. Cuero de menor calidad como las correas de caucho son sensibles al agua clorada y a menudo se producen pérdidas de color y flexibilidad.