"El oro, el platino y la plata han estado desde siempre vinculados a la inversión, y lo mismo está ocurriendo con el mercado del diamante, de las piedras de color y de la propia joyería", asegura Cavalieri. Por este motivo se necesita contar con "principios honestos", para defender la reputación del producto manufacturado.
Y de ahí el acuerdo con la ONG Convention of Independent Financial Advisors (CIFA), dedicada a "defender los intereses de los inversores", según aseguran en un comunicado. Esta entidad, con base en Ginebra, cuenta con un protocolo de prácticas financieras éticas, aceptado por Naciones Unidas, que servirá de base para la industria joyera.