Durante los pasados 13 años he tenido el privilegio de trabajar de forma conjunta con líderes mundiales y he comprendido la complicada tarea que a menudo supone saber equilibrar las demandas de la industria y de la comunidad internacional, y al mismo tiempo las de los ciudadanos a quienes gobiernan.
La habilidad de cumplir los compromisos no es sólo un talento deseable, sino también una parte consustancial del trabajo de estar al frente del compromiso que ha supuesto el Proceso Kimberley (KP). Y como creo que estós líderes políticos han comprendido, el Consejo Mundial del Diamante cuenta con su completo apoyo.
En realidad, en el encuentro plenario del KP celebrado en noviembre del año pasado en Washington, acordamos asumir la responsabilidad de la gestión del Mecanismo de Apoyo Administrativo (ASM, en sus siglas en inglés), encargado de la organización, las comunicaciones y la logística del Proceso de Kimberley, hasta ahora en manos de las diversas administraciones públicas.
Y se llevará a cabo con la colaboración de cuatro centros del diamante: el Instituto Israelí, el consejo de Promoción de la Joyería de India; el Centro Mundial del Diamante de Amberes y la Casa del Diamante del Gobierno de Ghana.
El acuerdo se formalizará esta misma tarde (el pasado 6 de mayo) entre el Proceso Kimberley y el Consejo Mundial del Diamante, que acuerdan el establecimiento operativo del ASM . La culminación de este acuerdo es sin duda el trabajo más importante del Consejo.
Hay quien podría asegurar que, con el ASM, la estructura que estamos estableciendo es incongruente. Se trata de un servicio civil permanente operado por el sector privado, dirigida a hacer cumplir las normativas del Proceso Kimberley, a nivel nacional. En efecto, es el trabajo de regulación con los reguladores, para asistirles en la regulación, pero déjenme recordarles que precisamente el Proceso Kimberley nació como mecanismo regulador entre administraciones y empresas del Sector.
El Proceso no está sólo, como sujeto de modificaciones y reformas. La propia Dirección del WGC estuvo considerando durante nuestro Congreso una serie de propuestas para reformar nuestra organización. Para este motivo se creó el año pasado, bajo propuesta mía, un comité especial encargado de plantear estas reformas. El objetivo es reorganizar una estructura asociativa más viable, además de reforzar su eficiencia y aumentar su transparencia. Nuestro interés no es cambiar las cosas de sitio. El propósito es que las cosas funcionen.
