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ENTREVISTA

Carles Báguena: ‘Todos los joyeros deberían ver a la Gemología como una aliada para su establecimiento’

‘El problema es que cuanto menos se hable de certificados gemológicos, pues mejor, menos costes y más beneficio’

jueves 29 de octubre de 2015, 11:35h
El gemólogo y joyero Carles Báguena.
El gemólogo y joyero Carles Báguena.

Gemólogo y joyero, Carles Báguena cumplirá el año que viene 50 años al frente de su establecimiento de Barcelona, alternando el mostrador con las tasaciones para La Caixa. Combativo por naturaleza, Báguena ve con preocupación la falta de formación gemológica que lastra al Sector y reduce su calidad y prestigio.

Entre sus críticas, el gemólogo denuncia también la ‘falta de escrúpulos’ de algunas casas de subastas que comercializan sin criterio en un momento en que, para diferenciarse y sobrevivir, hace más falta que nunca la transparencia y la profesionalidad.

GOLD&TIME / Recientemente ha criticado la falta de criterio en algunas casas de subastas de la ciudad condal a la hora de aplicar la nomenclatura de las piedras que venden. ¿Continúa igual la situación?

Carles Báguena / Es cierto que hay algunas casas de subastas que no explican con claridad las piezas que están a la venta. Hay algunas, que no proceden del sector porque empezaron con subastas de monedas y antigüedades, que son un verdadero timo. En uno de los casos más recientes pude observar cómo una pieza se "vendía" abiertamente como jade, cuando en realidad era cuarzo teñido. Y eso en pendientes, collares, pulseras, todo tipo de piezas, que llegan a ser hasta vidrio o incluso plástico. Se venden mucho más baratos que si fueran auténticos, está claro, pero eso el particular no lo sabe, y esto lleva a la confusión de los clientes cuando van a una joyería de verdad, y ven los verdaderos precios de las gemas. Y no es un caso aislado.

G&T / Como gemólogo y joyero, ¿Cree que algunos joyeros contemplan esta profesión como una ‘amenaza’ para su modo de hacer las cosas?

CB / Hay casos en que sí. El problema está en que muchos joyeros entienden la gemología como una cortapisa a la hora de vender sus productos, ya que la certificación de las gemas empleadas obliga a una selección más rigurosa (que requiere más formación) y también reduce los márgenes de precios y de beneficio que podía ofrecer. Hasta hace no mucho nadie sabía nada de certificados y, de esta forma, la comparación entre unas y otras piedras era prácticamente imposible. Y a eso se unía la falta de conocimiento por parte de los clientes. Ahora esta tendencia está cambiando y el cliente pide el certificado, pero sobre todo lo hace cuando se trata de diamantes. Las piedras coloreadas continúan siendo las grandes desconocidas para los clientes, y también para muchos comerciantes, que en muchos casos nisiquiera cuentan con un asesoramiento gemológico para certificar lo que compran o lo que venden. El problema es que cuanto menos se hable de certificado, mejor, porque eso es más costoso y da menos margen de beneficio. Pero aún así, ayuda a vender.

G&T / Pasando al apartado empresarial, ¿Cómo está superando la crisis en su establecimiento? 

CB / Lo cierto es que hemos cerrado el 2012 por encima de las expectativas, en torno a un 10%-15% menos que el año pasado. Habida cuenta de lo que parecía que se venía encima, puedo estar contento con los resultados. En cambio, hemos empezado este año con mejores ventas que el año pasado, aunque el mes de marzo ha tenido altibajos debido a que el número de piezas que vendo es pequeño y las estadísticas se alteran si hay una venta más o menos.

G&T / ¿Cómo ha venido evolucionando el negocio de la joyería en estos últimos años?  

G&T / En mi caso concreto, hace diez años me propuse dar un cambio radical al establecimiento, intentando ofrecer productos que nadie más estuviera comercializando. Y, sobre todo, comezé a darle más importancia al escaparatismo y a la presentación de los productos. Aunque el escaparate es pequeño, suelo cambiarlo varias veces al año para darle un nuevo aire de cara al cliente. Y esto ha hecho que cada vez tenga más clientes porque los compradores agradecen esos pequeños detalles. Interesa sobre todo la originalidad y hacer que el cliente sepa que viste un producto único.