Según las ONG, estos tres países han fracasado repetidamente para hacer frente a la venta de marfil ilegal en sus mercados, una tendencia descontrolada y en crecimiento, a pesar de las normas de Cites que prohíben la venta no regulada de marfil.
Este organismo internacional cuenta con la adhesión de 177 gobiernos, aunque su poder es sólo nominal, pues lo único que pueden hacer es "recomendar" al resto de miembros que no comercien con las 35.000 especies amparadas por la Convención, desde madera hasta pieles de cocodrilo.
Tailandia será el país anfitrión de Cites, pero es también uno de los mayores mercados de marfil opaco en el mundo. Los traficantes aprovechan la legalización del marfil de elefantes domésticos para blanquear grandes cantidades de marfil ilegal africano.
La República Democrática del Congo y Nigeria han sido identificados como los dos países más problemáticos en África como emisores de marfil ilegal, tanto por servir de puente para otros países, como por albergar dos de los mercados domésticos más importantes del continente.
Con una población de elefantes muy pequeña en su propio país, Nigeria raramente suministra marfil de sus poblaciones locales, pero con frecuencia funciona como almacén y punto de salida del marfil hacia otros lugares, en especial para la exportación ilícita hacia Asia.
Según las ONG, el organismo internacional debería iniciar los procedimientos para imponer sanciones a Tailandia, Nigeria y la República Democrática del Congo. El tráfico de colmillos causa la muerte de 30.000 elefantes africanos cada año.