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TRIBUNA DEL SECTOR / Enrique Orozco

Crisol. O historia de cómo acaba su vida una joya, según su naturaleza

El gemólogo y vocal de AETA repasa los diferentes 'estados' por los que atraviesa una alhaja, según su valía

jueves 29 de octubre de 2015, 11:35h

"Hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Esta máxima no sólo es de aplicación a los seres humanos, podemos hacerla extensiva a todo ser vivo e incluso con un poco de imaginación a algunos objetos inanimados. A las joyas sin ir más lejos..." según nos cuenta el gemólogo en este artículo.

Enrique Orozco.
Enrique Orozco.

Hay alhajas favorecidas por la diosa fortuna. Desde antes de su materialización ya están siendo acariciadas en la mente de su diseñador que luego la irá plasmando con amoroso esmero en todos sus detalles y buenos materiales.

Otras, las pobres, son un mero número de una serie que sale sin pena ni gloria de un troquel o un molde, a veces copia de copia sin paternidad reconocida. Unas pasarán por la vacuna del contraste legal que acredite su ausencia de taras y tendrán papeles y certificados, y a otras habrá que suponerles su legitimidad.

Hay joyas que son presentadas en sociedad, soltando destellos de brillo a la luz de los focos, lucidas por personaje famoso en saraos de mucho postín, copa y croqueta  e inmortalizada en papel couché para envidia y admiración de propios y extraños. Mientras las pobres cenicientas irán de manta en manta, de feria en feria, con su etiqueta colgando hasta llegar al  escaparate de una tienda de barrio.

La joya cara puede ser motivo de pelotera a la hora de formar parte de una herencia, o incluso terminar en un juzgado con embargo y litigio por medio. Ni durmiendo en una caja fuerte de un banco estará ajena a la codicia y la tentación de los cacos. Es el precio a pagar por su descocado atractivo.   

La sencilla alhajita puede dar con dueño o dueña que la arropen con todo el cariño y la ilusión del mundo porque adquieran un significado más allá de su precio. Aunque a la postre si la crisis aprieta sólo quedará de ella una fotocopìa en blanco y negro con su peso y el precio pagado por el compra venta, durante quince días, por si la policía reclama. Después, al crisol.

Enrique Orozco es gemólogo y miembro de la Asociación Española de Tasadores de Alhajas.