"Para ser ciudadanos responsables en el negocio de la joyería moderna, hay que seguir tres reglas prácticas básicas. Una de ellas es defender a la industria de los diversos problemas que podrían poner en peligro nuestra reputación e integridad.
La segunda es actuar como una influencia positiva, sirviendo como un medio para el desarrollo económico y social sostenible en las comunidades y países en los que operamos, y, tres, ser totalmente transparentes en la manera de dirigir nuestro negocio y lo que vendemos.
Como empresarios nos comportamos éticamente a traves de la calidad de nuestra gestión de personas y procesos, así como la forma en que impacta-mos en la sociedad. Además tenemos la capacidad de hacer diferentes a los que nos rodean (tanto positiva como negativamente) y a los grupos que están interesados en nuestra actividad. Ellos pueden ser consumidores, pero también pueden ser sindicatos, el gobierno, las ONG, el sector financiero, líderes comunitarios, líderes de opinión y los medios de comunicación.
La industria de la joyería debe ser consciente de su situación extraordinaria y desarrollar herramientas y sistemas para lidiar con los retos sociales y los problemas éticos que puedan surgir, buen ejemplo es el Proceso de certificación Kimberley que esta diseñado para proteger la cadena de distribución.
Nos ocupamos de lo que comúnmente se consideran artículos de lujo. En otras palabras la joyería fina no es esencial, como los productos de alimentación, la energía o los farmacéuticos, por eso hay una tendencia a considerar que nuestra industria tiene una importancia limitada. Pero yo creo que no es así."
