¿Nos queda algo por vender?”, ¿de donde puedo echar mano?, "estas joyas que me regalo mi ex, ¡no las quiero ni ver!, ¡las vendo!", estas y otras muchas frases se escuchan en España de forma habitual. Cuantas familias han “malvendido”, sus joyas, con escusas como “¡total, no me lo pongo!“, para disimular el hecho de que necesito venderlas, “no tengo otra salida”, no hay préstamos, no hay consumo, no circula el dinero, no hay trabajo, no cobro, no me pagan las deudas, ¡¡¡¡¡No tengo dinero!!!!.
Con esta situación no es de extrañar que hayan proliferado las tiendas de Compro Oro, incluso franquicias de este tipo, en las que con personal poco o nada cualificado se dedican a comprar todo tipo de joyería, no les importa ni la hechura ni el acabado ni la marca ni si es diamante o no. Su éxito es que “tienen dinero para pagarme mis joyas ¡ya!”, pero, claro, solo el oro.
Cuando ya no tenemos mas cadenas pulseras, gargantillas, alianzas, sellos, sortijas, etc. genero de oro, de lo que llamamos de “peso”, para vender, empezamos a sacar aquel brillante que guardé como último recurso, los diamantes de la “pedida”, los que heredé de mi madre, los que me regaló mi marido en el “primer aniversario”, etc. etc. con la confianza de que “me costó un millón de pesetas” (de hace 20 años), “¡ahora debe de valer mucho mas!”.
Ahora está cambiando la tendencia hacia los diamantes, a la piedra de color nadie le hace caso, ni esmeraldas, ni rubíes, ni zafiros, ni nada de nada, solo si tienes un diamante de muy buena calidad, de peso respetable 0,50 ct – hasta– 2,00 ct. y mas. Pero eso si, tiene que ser certificado “tal” o “cual” y proporciones de talla Very Good, pulido Very Good, simetría Very Good, claro, tiene que cumplir todos los requisitos, y que además no tenga fluorescencia, porque de lo contrario si ya de por si se pagan a porcentajes de descuento muy elevados, muy por debajo del precio que le cuesta al joyero, si además no cumple con estas cualidades, todavía se paga menos. “¡Pero si pagué xxxx hace 20 años!”, “¿Cómo es posible que ahora no me den ni lo que me costó?” “¡Me dijeron que era una inversión!”. Ahora son muchas las escusas para bajar el precio.
Bueno, con todo este pesimismo y el no ver la luz al final del túnel, me pregunto ¿volverá la confianza del consumidor con las joyas?. Creo que no, que pasarán algunos años en que todas las clases sociales que no sean “la alta”, vuelvan a comprar artículos de joyería.
Las joyerías que queden se verán arropadas por esa clase “alta” la de los potentados, y la joyería de barrio se convertirá en una tienda de artículos de regalo. Ahora se venderán las piezas con historia, con antigüedad, con firma, con diseño, pero se podrán comprar en subastas, porque alguien las ha tenido que vender para solucionar los problemas de su vida.
¿Opináis como yo?. Me preocupa que hayan desaparecido tantos negocios de joyería, fábricas, pequeños talleres, compostureros, que los engastadores ahora son desengastadores, …
Este es un extracto. Podrán acceder al artículo completo en la edición de Noviembre de Gold&Time.