El crecimiento de este sector, que cerró 2022 en 17.000 millones de euros, se explica en buena parte por el auge de la experiencia, que concentra ya más de la mitad del mercado frente a los bienes y objetos personales, 51% frente al 49%.
Así, la alta gama contribuye al PIB un 0,5%-1% con sus ventas, a lo que se añade el 1% que aportan las exportaciones, que ascienden a los 20.000 millones de euros, síntoma de "un creciente reconocimiento internacional, especialmente en Europa y Estados Unidos como principales mercados destino".
A nivel global, el informe posiciona a España con el 4,5% del mercado de la alta gama en Europa (370.000 millones de euros) y el 1% en todo el mundo (1,4 billones de euros), por detrás de competidores europeos como Francia, que es tres veces más, e Italia, el doble que España.
La base del crecimiento actual se sustenta en el auge de la demanda local, que aumentó siete puntos porcentuales desde 2019, especialmente en segmentos como la moda, accesorios y marroquinería y joyería. Por el contrario, los niveles de turismo en 2022 se mantenían un 6% por debajo del último año pre-pandemia, con gran impacto en un sector altamente sensible a los flujos turísticos.