Y es que el uso de una terminología precisa sobre las perlas en internet y las redes sociales se ha convertido ya en una prioridad para la Confederación Joyera Internacional (CIBJO) después de ver cómo su nombre se sigue ‘malinterpretando’ a la hora de llegar al gran público. Y además es una tendencia al alza con el auge de la venta online y la producción masiva procedente de China.
Se trata de una demanda a la que legalmente es prácticamente imposible poner coto, por lo que desde CIBJO se apuesta por la “educación” del público y la presión sobre los vendedores. Cuando se les pregunta, explican desde CIBJO, “los vendedores que utilizan estos términos admiten que se están refiriendo al color ‘natural’ de esas perlas cultivadas, más que a su origen. Pero esa apreciación no aparece expresamente en las descripciones. Algo que, a la postre, resulta ser un fraude.
Una labor pedagógica constante
En España son muchas las voces desde el ámbito de la joyería y la gemología que intentan dar visibilidad a este fraude, aunque sólo sea denunciándolo públicamente con cierta asiduidad. Pero lo cierto es que sin el apoyo administrativo es prácticamente imposible poner coto a esta práctica.
Sólo queda la insistencia y la labor pedagógica de cara al público general para que, aprovechando la visibilidad de internet, se traslade esta información a los compradores. Porque realmente sólo hay tres tipos de perlas admitidos por CIBJO y los términos no se pueden mezclar entre sí: