Por Elena Almirall | Entre los siglos V y VI, los visigodos, uno de los pueblos bárbaros que invadieron el Imperio Romano de Occidente, entraron en la Península Ibérica y crearon lo que se conoció como el Reino Visigodo de Toledo.
Fue un reino débil,con una constante inestabilidad política y una economía en decadencia pero, en cambio, su orfebrería alcanzó un nivel tecnológico muy alto.
Como todos los pueblos germánicos, los visigodos fueron muy aficionados a los metales preciosos combinados con piedras o vidrios de colores. En este ámbito, destacan el Tesoro de Guarrazar (cuyas piezas están, hoy en día, repartidas entre el Museo Arqueológico Nacional, la Armería del Palacio Real y el Museo de Cluny) y el de Torredonjimeno (en los Museos Arqueológicos de Madrid, Barcelona y Córdoba), ambos compuestos por una serie de coronas votivas y cruces que los reyes visigodos ofrecieron a la Iglesia como exvotos.
No tan llamativos pero igual de fascinantes son los objetos de adorno personal encontrados en ajuares funerarios y entre los que sobresalen las fíbulas (piezas metálicas utilizadas para sujetar la ropa, en una época en la que no existían aún los botones), realizadas con la técnica del alveolado o cloisonné. Tal vez, las más famosas encontradas en España son las de Alovera, fíbulas aquiliformes realizadas en bronce dorado, láminas de oro y pasta vítrea. En ellas, el águila se representa con las alas desplegadas y la cola rematada en cuatro apéndices.
Es verdaderamente mágico cómo la Joyería puede llegar a reunir lo tradicional con lo moderno, a cruzar el pasado con el presente, a fusionar la antigüedad y la actualidad
Encontramos este tipo de piezas en muchos de los grupos bárbaros que entraron en el Imperio a partir del siglo V. Suelen ser representaciones en forma de animales estilizados, con tendencia a la esquematización y a la simplicidad, y con una estética colorista influenciada por la joyería bizantina.
Los motivos son, sobre todo, animales y plantas. Entre los grupos francos, destacan los peces y los insectos; entre los anglosajones, los elementos discoidales; entre los godos -tanto visigodos como ostrogodos-, las aves, concretamente las águilas.
A la izquierda, fíbulas del Museo Cluny, en París. Derecha, fíbulas de Alovera, en el Museo Arqueológico Nacional.
Esta ave siempre ha simbolizado poder y ha sido utilizada como emblema de dioses, gobernantes y guerreros. Los germanos la relacionaban con Odín, el dios principal de la mitología precristiana de estas tribus bárbaras, vinculado con la guerra pero también con la sabiduría y la magia. Además, el águila era uno de los símbolos principales del Imperio Romano, del que los visigodos fueron herederos.
Importadas a la modernidad
Cuentan que la famosa diseñadora Coco Chanel, que siempre se había sentido atraída por la joyería histórica de época bizantina, medieval, renacentista y barroca, descubrió este tipo de fíbulas en el Museo de Cluny, en París, y quedó tan subyugada por ellas que, tiempo después, las reinterpretó con un lenguaje propio y moderno.
Elena Almirall Arnal es Gemóloga, Tasadora y doctora en Historia por la Universidad de Barcelona.