Se trata de una subasta poco común, puesto que será un lote único que algunos medios internacionales estiman un valor de 30 millones de dólares.
Y es que, por primera vez, la casa de subastas no indicará una estimación de precios ni un valor de remate: el ganador será quien más alto puje por esta piedra de corte oval certificada por la GIA como color D, claridad IF (sin inclusiones internas) y unas “excelentes” pulido y simetría. Una gema prácticamente perfecta.
La piedra procede de la mina Víctor de Canadá —propiedad de De Beers— y se encontró en 2018 con un peso en bruto de 271 quilates. Los responsables de su corte y pulido han sido los maestros lapidarios de la firma Diacore, una empresa de dilatada trayectoria y responsable de gemas fastuosas como el De Beers Millennium Star de 203,04 quilates o el Pink Star, un impecable diamante rosa vivo de 59,60 quilates, que se vendió en 2017 a un precio récord de 71 millones de dólares.