Aprendí hace muchos años a escribir mi vida “a lápiz”, a tener muy presente que las circunstancias pueden hacernos cambiar nuestro plan de ruta en cualquier momento. Aprendí también que no podemos esperar a que las cosas cambien a nuestro favor, las cosas son como son y vienen como vienen, lo que tenemos que hacer es modelar nuestra cintura, aprender a adaptarse a los tiempos que corren e intentar reaccionar de la mejor manera posible.
La llamada “zona de confort” que tanto nos gustaría encontrar siempre está más allá de lo que pensamos; el camino para llegar a ella no es una ruta establecida, nadie tiene el mapa. Pero ser conscientes de ello es ya estar en la buena dirección.
Vivimos una complicada circunstancia global, pandémica, lo que añade más incógnitas a la ecuación porque dependemos, además, de la capacidad de reacción de cada uno de nosotros a nivel individual y de todos en conjunto.Muy pocos sectores se han visto beneficiados de esta pandemia y lo que está por llegar no parece ser mucho más esperanzador porque el “huracán Covid” llegó para quedarse y nos ha cambiado la vida a todos.
¿Qué hacemos ahora? ¿Como se enfrenta el Sector de la joyería y relojería a algo tan intangible y tan imprevisible como es esta pandemia global?
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Como se enfrenta el sector de la joyería y relojería a algo tan intangible y tan imprevisible? Creo que la pandemia nos ha hecho mirar más hacia nosotros mismos, no desde un punto de vista egoísta sino como individuos de una comunidad mucho más restringida que nunca.
Tenemos que cuidarnos y cuidar de nuestro círculo más cercano. Tenemos que reforzarnos como individuos para no perder nuestra identidad ahora que no somos tanto por lo que los demás ven de nosotros sino por nuestras pequeñas acciones. En definitiva, una sociedad más restringida y más personalizada. Tal como sucedió en la época Victoriana, aunque por distintos motivos, nuestro hogar vuelve a cobrar un protagonismo especial.
Ahora debemos replegarnos, permanecer juntos e incluso acondicionar espacios para poder trabajar sin salir de ella. Tendremos que hacer un buen ejercicio de convivencia, encontrar el equilibrio para que nuestra casa se convierta en un hogar armonioso pero, además, en un lugar adecuado para poder desarrollar una actividad.
Y como extensión, creo que vamos a necesitar rodearnos de cosas más íntimas, de joyas que nos recuerden e inviten a aflorar los sentimientos, los nuestros hacia los demás y los de los demás hacia nosotros. Más que nunca apuesto por las joyas personalizadas, incluso recicladas, las que tienen un significado más allá de lo puramente estético o material, las que tienen un valor emocional.
Esa joya que cuente una historia, un sentimiento, un secreto. Esa joya que nos recuerde que, aún en la distancia, seguimos estando cerca. Esa joya que nos recuerde que el mundo cambia pero que las cosas esenciales, las que dan sentido a nuestra existencia, están de algún modo pegadas a nosotros.
Miriam de Ungría es vocal en la Asociación Española de Tasadores de Alhajas.
