Las marcas suizas Ulysse Nardin y Girard-Perregaux, propiedad del grupo galo Kering, eliminarán al menos 100 puestos de trabajo, lo que supone en torno al 25% de su plantilla tras el desplome en las ventas provocado por la crisis del coronavirus.
La industria relojera suiza ha visto cómo la demanda y las exportaciones colapsaban durante los meses más duros de la pandemia mientras sus principales clientes, turistas rusos y asiáticos, se confinaban en sus casas y posteriormente apenas han estado activos tras una “tímida” reactivación de la economía del lujo.
"La repentina caída de las ventas causada por la pandemia y, posteriormente, la tímida recuperación del sector de la relojería, han llevado a la decisión de reducir estas capacidades de fabricación", explicaron anteayer ambas marcas en un comunicado.
Con una segunda oleada de la pandemia a las puertas de grandes países y las reservas de los consumidores, que están a la expectativa de ver cómo evoluciona, la cosa no pinta bien y su director general, Patrick Pruniaux estima que “las repercusiones económicas de la pandemia probablemente tendrán un efecto dominó durante los próximos años”.
Las ventas de ambas marcas se contrajeron drásticamente en este primer semestre y este desempeño ha llevado a Kering a registrar unas pérdidas de 201 millones de euros (238 millones de dólares) en las ventas conjuntas de las marcas relojeras y su firma de moda Brioni.
