Han sido varias las personas, relacionadas con nuestro sector, que han contactado conmigo para interesarse por la visión, un tanto pesimista – a su entender – que se desprendía de la misma.
Y tales comentarios me han llamado a reflexionar sobre la posible diferencia entre nuestra visión introspectiva del sector, y la apariencia que el mismo proyecta hacia el exterior.
Si examinamos las publicaciones, la propaganda, la publicidad, de las empresas de nuestro sector, ciertamente sería bastante difícil que pudiéramos discernir un sentimiento negativo: nos anunciamos con vivos colores, transmitimos imágenes de estabilidad y seguridad económica, asistimos, derrochando optimismo, a ferias y congresos, y ocultamos los problemas y dificultades financieras que podemos estar atravesando.
En cierto modo me recuerda al caso de aquellas viejas damas decimonónicas que, a fuerza de afeites, maquillaje y ropajes vistosos, trataban de ocultar los estragos que el tiempo, el cansancio, y la incipiente pobreza les causaban, para presentar ante el mundo una imagen de viveza, alegría y sofisticación que, en realidad, se hallaba muy lejos de la verdad.
Se trata, en resumen, de presentar una especie de carcasa brillante, una estructura de simple tramoya, para ocultar las grietas de nuestro edificio económico trasladando, en suma, una imagen artificiosa de seguridad y alegría.
Pero como ya digo, esa imagen no es real. Tal vez sea la hora en que debamos plantearnos que el sector actúe unido para plantar cara y afrontar, de una vez por todas, los considerables problemas de escasez de financiación, inseguridad, ausencia de beneficios, etc... que nos lastran.
Y para ello, lo mejor es abrir las ventanas de nuestra carcasa – luz y taquígrafos – y mostrar nuestro verdadero rostro.
Fernando Yandiola es abogado y director de Yandiola & Rodríguez, Asesores Empresariales, S.L.
