Hay quien no encuentra razonable que, por ejemplo, un rubí de igual calidad a otro procedente de Mogok sea más caro, ya que se debería pagar más por una gema en función de su belleza y no por una apreciación artificial impuesta por el comercio establecido. A primera vista puede parecer que este punto de vista es indiscutible, pero cabe considerar algunos aspectos del tema que pueden cuestionar dicha afirmación.
En primer lugar, ¿es solo la belleza lo que hace valiosa una gema? Es claro que no, algunas gemas sintéticas o tratadas son tan bonitas o más que las naturales y, sin embargo, no son tan apreciadas. Pongamos un ejemplo, muchos zafiros tratados por difusión son más bonitos que otros naturales y, sin embargo, son menos valorados.
Mucha gente aprecia las gemas, además de por su belleza, en función de otros valores; algunos incluso intangibles, como puede ser el placer de lucir una gema procedente de un lugar concreto
Eso demuestra que mucha gente aprecia las gemas además de por su belleza en función de otros valores, algunos incluso intangibles, como puede ser el placer de lucir una gema procedente de un lugar concreto. O, ¿por qué no?, poseer una piedra preciosa que perteneció a un personaje famoso, aunque se deba pagar una cantidad considerablemente más elevada por ella. Al fin y al cabo, el precio de una gema no es una característica gemológica, sino simplemente un acuerdo entre alguien que vende y otro que compra.
En cualquier caso, todo este asunto está incentivando las investigaciones para encontrar métodos científicos, o perfeccionar los que ya se emplean, que identifiquen la procedencia geográfica de las gemas. Al mismo tiempo que se cuestiona la capacidad de los laboratorios gemológicos para identificar concluyentemente el origen geográfico de ciertas gemas. En este punto conviene hacer un paréntesis. No es lo mismo origen geográfico que origen geológico: hay yacimientos con características geológicas similares en países diferentes.
Las gemas pueden cristalizar a partir de magmas ígneos, soluciones hidrotermales o por recristalización de minerales preexistentes durante procesos de metamorfismo. El medio ambiente en el que crecen determina algunas de las características distintivas que se intentan encontrar para identificar el origen de la gema en cuestión.
Zona de color púrpura difusa (enriquecida con cromo) ocasionalmente observada en zafiros nuevos de Madagascar (izquierda) en comparación con capas de crecimiento estrechas finas con fluorescencia visible roja (debido al cromo) en el zafiro de Cachemira. SSEF y H.A. Hänni.
Cuando el cristal está creciendo, elementos que no forman parte de su composición química ideal pueden introducirse en su estructura en pequeñísimas cantidades o bien quedar englobados en su interior como inclusiones. En cuanto al primer caso, para el análisis de elementos trazas se requieren técnicas avanzadas como la espectroscopía de masas o la fluorescencia de rayos X, entre otras.
Y, en el segundo caso la información se obtiene a partir de la observación de las inclusiones. Los datos obtenidos de una manera u otra se comparan con los referentes de origen conocido y los artículos publicados al respecto.
Las inclusiones características de algunas gemas nos pueden indicar su origen. Este es el caso de los rubíes de la región de Montepuez, en Mozambique
Pero no siempre se puede llegar a certeras conclusiones. En el caso de los zafiros, estos datos son eficaces para reconocer entornos geológicos similares (o diferentes) en el que se formaron, pero en todos los casos no son útiles para distinguir orígenes geográficos.
En cuanto a las inclusiones, nada más apropiado que comentar el caso de las inclusiones trifásicas que se ven a menudo en algunas esmeraldas. Estas inclusiones formadas por dióxido de carbono, agua y un cristal de halita se consideraban, hasta hace muy poco, una característica de las esmeraldas de Colombia, pero se han visto iguales o muy parecidas en esmeraldas africanas, afganas y chinas. De manera que han dejado de ser un rasgo indiscutible del origen de estas gemas.
Sin embargo, todavía las inclusiones en algunas gemas nos pueden indicar su origen. Este es el caso de los rubíes de Montepuez (Mozambique), estos rubíes suelen tener inclusiones características formadas por partículas blanquecinas alineadas según direcciones cristalográficas y tubos finos y cortos paralelos. (Ver ejemplo en la imagen superior)
Por último, recordemos que comprar las gemas en un lugar nunca ha sido garantía de su origen y menos en la actualidad. Las piedras preciosas, como cualquier otra mercancía, pueden viajar desde su lugar de origen hacia otros mercados más atractivos.
El mismo Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda de Colombia (CDTEC), dice que reciben con relativa frecuencia esmeraldas para certificar cuya procedencia es africana.
Algunos laboratorios de ámbito internacional ofrecen un servicio extra con el que informan del origen de las gemas, pero no lo logran en todos los casos.
En fin, si nos fijamos en las ponencias que se presentaron en el Simposio de GIA celebrado el pasado mes de octubre en Carlsbad (California) veremos el elevado número de ellas que abordaron la identificación del origen de las gemas, muestra de la inquietud que despierta el asunto y de la dirección que parecen seguir gran número de trabajos de investigación gemológica en curso.
José Manuel Rubio Tendero es Gemólogo y Licenciado en Historia. Investigación y Certificación en Laboratorio Gemológico MLLOPIS. www.gemologiamllopis.com
