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OPINIÓN | EDITORIAL

Cara y cruz de la tecnología gemológica

lunes 19 de junio de 2017, 07:00h
Éramos pocos y paríó la abuela. Detrás de tan rupestre expresión se esconde la irrefutable verdad de que la ciencia y la tecnología hacen posibles cambios tan relevantes que cada día muestran cómo es posible alterar el orden natural de las cosas. Aunque no siempre sea con buen fin.
Esquema del fraude efectuado con un diamante natural.
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Esquema del fraude efectuado con un diamante natural.

Por un lado, es evidente que la edad ya no es óbice para alumbrar si la billetera ––y la ética lo permiten–– como hemos podido comprobar a través de los medios. Pero en el caso que nos ocupa es una importante cuestión que sorprende (y preocupa) a la Gemología internacional: la aparición de diamantes naturales, adulterados con una fina capa sintética para optimizar sus propiedades y, por tanto, incrementar su precio final.

Se trata de los diamantes "híbridos", que es como los han denominado en el Instituto Gemológico de América (GIA), tras analizar un ejemplar llegado a su laboratorio; que es "el primero descubierto en su especie", según la información que, no sin preocupación, ha emitido el Instituto en un comunicado oficial, denotando cierta alarma.

El proceso empleado para su fabricación ha sido el llamado Chemical Vapor Deposition (CVD), que consiste en la aplicación —mediante un proceso relativamente sencillo técnicamente— de delgadas capas de carbono que se depositan sobre el diamante original, con el fin de recubrirlo y mejorar su aspecto. En el caso del diamante analizado por el GIA el resultado había producido un diamante azul fancy, a partir de otro natural incoloro, lo que multiplica fraudulentamente el precio de la gema.

Este proceso tiene dos vertientes preocupantes: La primera es la reducción del tiempo de producción respecto a los ya conocidos diamantes sintéticos y, por tanto, una mayor introducción en el mercado. La segunda es aún más grave: en un laboratorio con menos medios la identificación resulta más compleja puesto que el origen natural del diamante puede dar lugar a falsos ‘positivos’. De hecho, la gema ya había sido analizada en otro laboratorio sin que hubiera detectado el ardid en primera instancia.

Afortunadamente la tecnología también permite una detección más rápida y económica de estos fraudes. Pero esta es una carrera que no ha hecho más que comenzar.

Que les sea útil. Es nuestro mayor interés.