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Marc Monzó: Hay espacio en mercado para ofrecer productos con contenido capaces de mantenerse vigentes con el tiempo

lunes 10 de abril de 2017, 07:00h
Marc Monzó: Hay espacio en mercado para ofrecer productos con contenido capaces de mantenerse vigentes con el tiempo
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Marc Monzó es el presidente de la sección de Diseño del Colegio de Joyeros de Cataluña (JORGC) y uno de los joyeros españoles con más proyección internacional. Su obra es de una exquisita pureza conceptual y se ha expuesto de forma individual y colectiva en galerías y museos de Europa, Estados Unidos, Japón o Australia. También ha participado en innumerables conferencias en centros de formación, ferias y encuentros. Hoy analizamos con él su visión sobre el diseño de joyería y la situación de nuestro mercado.
¿Cómo ves la situación de la joyería artística desde la tribuna de la presidencia de Diseño del JORGC? ¿Cuál crees que puede ser tu aportación desde este ámbito?
Considero que hay distintos perfiles de joyeros. Cada uno aborda el oficio desde su particular visión. Hay perfiles más artísticos que solamente proponen piezas únicas, otros que se sienten más cercanos a los procesos creativos y productivos del diseño y sus trabajos son producidos en serie. El JORGC es una plataforma desde la cual apoyamos a todos esos distintos perfiles, cada uno con sus particulares necesidades.

¿Porqué parece tan difícil que la joyería más creativa se abra hueco en los establecimientos tradicionales? ¿Es una cuestión de precio, de ‘cultura’ del cliente y del vendedor?
Mi percepción es que hoy en día, en general, hay quizá una falta de claridad y personalidad en la oferta comercial de muchos establecimientos. Supongo que el mercado es muy competitivo y homogéneo. Los vendedores prefieren ofrecer productos que siguen las tendencias, quizá para cubrir las ventas del momento, pero a largo plazo no construye unos valores sólidos que inviten a evolucionar el oficio.

En la misma línea, ¿está reñido el diseño novedoso y atractivo con la venta a gran escala?
Siempre he pensado que el público es capaz de percibir la calidad. Creo que hay espacio en el mercado para ofrecer productos con contenido capaces de mantenerse vigentes con el paso del tiempo.

La labor creativa implica siempre un espacio de soledad pero, ¿se puede ser un creador ‘solitario’ en nuestros días de masificación informativa y comunicativa?
El oficio de joyero siempre me ha parecido un poco solitario. Estar conectados mediante internet y las redes sociales nos permite compartir nuestro trabajo y actividad profesional. Estas herramientas me parecen muy útiles, de todos modos es necesario analizar cómo queremos utilizarlas y ser capaces de decidir cuales se adecuan a nuestras necesidades independientemente de las tendencias de comunicación. La cantidad de imágenes que nos llegan a diario por estos canales es muy grande. En mi caso trato de dosificar la información visual que me llega a diario.

A la hora de abordar un diseño, ¿qué consideras más importante: el reto técnico, la poesía creativa, o el usuario al que va dirigido el objeto?
Cada joya es distinta. Hay piezas que nacen de un pequeño gesto manual y consiguen expresar lo que queremos. Otras son el resultado de depurar una técnica... Todos los procesos creativos pueden ser válidos, lo que quizá es importante es que la joya exprese aquello que se propone.

La formación de jóvenes joyeros ha alcanzado altos niveles de excelencia en Cataluña y España, ¿Crees que aún queda camino por recorrer?
Creo que la formación ha de ser sensible al potencial que tiene cada alumno, quizá proponiendo convenios entre escuelas podrían dar una respuesta más acertada a cada perfil y al conjunto del sector. Además, el programa escolar debería incluir más estudios de aspecto empresarial y de gestión de taller.

¿Como diseñador y joyero, qué le aportan las nuevas tecnologías a la creación de joyas?
La impresión 3D es una herramienta más de los talleres. Lo que quizá sea importante es saber cuándo y cómo utilizar cada una de ellas.