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Visitamos uno de los pocos talleres de lapidación de diamantes en España: Lozano Gemólogos

La firma madrileña ha puesto en marcha un taller especializado en la talla, reparación y retalla de estas piedras preciosas

jueves 09 de marzo de 2017, 07:00h
Lozano Gemólogos es una de las firmas más reputadas y con más solera en la comercialización de piedras preciosas para joyería en nuestro país. Fue fundada en 1980 por Luis y Rafael Lozano para la venta de todo tipo de gemas y están especializados sobre todo en las más raras, o inusuales, asi como gemas de colección y gemas de estudio con características didácticas, para estudiantes y laboratorios gemológicos.
Un diamante fracturado debido a un mal engarce. Uno de los problemas comunes que solucionan.
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Un diamante fracturado debido a un mal engarce. Uno de los problemas comunes que solucionan.

Sin embargo hay una actividad menos conocida de esta empresa y que a día de hoy estaba prácticamente en vías de extinción en España: La lapidación de diamantes. "El proyecto inicial era crear un laboratorio para la talla de diamantes con carácter docente, trabajando en colaboración con el IGE, aunque esta fase esta aún pendiente de completarse" nos explica Luis Lozano.

Mientras tanto el taller se dedica comercialmente a labores que van desde la reparación de piedras fracturadas durante su engaste o manipulación, hasta la retalla de gemas antiguas para sacar de ellas su máximo partido y belleza, pasando, cómo no, por la lapidación de diamantes en bruto "siempre y cuando nos vengan con su correspondiente certificado Kimberley", como recuerda Lozano.

"Reparamos las fracturas, lascas, facetamos los filetines, mejoramos la simetría, tallamos bruto incluido el serrado… etc. Siempre intentamos dar al cliente una idea de cuál va a ser la mejor talla, la mejor rentabilidad. Nuestros lapidarios tienen más de 30 años de experiencia, lo que es en definitiva la mejor herramienta con la que podemos contar", añade.

La recepción de los diamantes se realiza en las oficinas que la firma tiene en plena Gran Vía madrileña, desde donde se pasa a describir, pesar y medir los diamantes a tallar. También se lleva a cabo un estudio previo al microscopio de las inclusiones, defectos y fracturas a eliminar o corregir. "También hacemos una valoración estimada del color de la piedra y damos al cliente presupuesto y tiempo de ejecuccion del trabajo", explica el gemólogo.

En las ‘entrañas’ del taller

Lo primero que detectamos en las instalaciones donde la empresa desarrolla su trabajo es el cuidado por la seguridad. El material es sensible y la vigilancia es un factor primordial, algo que se percibe por las múltiples cámaras dispuestas a lo largo de los pasillos y en las puertas blindadas que atravesamos antes de llegar al taller.

Acompañado de Luis Lozano, ya en el interior nos reciben los dos talladores encargados de dar forma a las piedras. Son originarios de Armenia y el mayor de ellos aprendió el oficio cuando ese país aún formaba parte de la extinta Unión Soviética. Su compañero sigue con atención sus pasos para aprender los secretos de una dedicación al borde de la desaparición en nuestro país, pero cuya continuidad parece estar asegurada.

Quizá muchos desconozcan que Armenia ha sido desde tiempos inmemoriales, por su situación geográfica, uno de los ejes centrales de la compraventa de piedras preciosas entre Europa y Oriente. Tal es su importancia que, pese a contar con poco más de tres millones de habitantes, el último congreso anual de la Confederación Internacional de Joyería y Gemología (CIBJO) se celebró precisamente allí el año pasado. La industria joyera es uno de los principales motores económicos de aquél país.

Manos a la obra

Ya en el taller Lozano desenvuelve con cuidado un diamante en bruto de 2,44 quilates y vuelve a comprobar su peso y medidas. "Es un diamante en forma de rombododecaedro y vamos a estudiar la forma de sacarle el máximo provecho", explica Luis. "Vemos que tiene una serie de plumas y, según la forma que elijamos para tallarla, iremos intentando salvar o eliminarlas".

Posteriormente la gema se marca con rotulador azul para indicar por dónde se va a cortar en los finos discos de cobre. Estos están impregnados con aceite al que se le añade polvo de diamante para que sea capaz de serrar la gema, que está fuertemente sujeta por dos cilindros de metal y fijada con un pegamento especial.

Una vez que las tenemos cortadas se pasa a un torno que las redondea ––siempre que vayamos a trabajar en una talla brillante–– para que el resultado sea lo más redondo posible. El operario visualiza en qué partes hay que quitar más o menos, las marca con un lápiz, vuelve a observar por dónde tiene que comer, y puede perfectamente limar la piedra de forma asimétrica. "Esto nos permite eliminar fracturas que están en un lado sin tener que comer todo el contorno", puntualiza Lozano.

Posteriormente se fijan en otro soporte en el que un plato también impregnado de pegamento y polvo de diamante será el encargado de facetar la gema, controlado siempre por la mano y el ojo experto del lapidario. La temperatura del diamante debido a la fricción puede superar los 300 grados centígrados durante el proceso.

"La mesa de tallado nos permiten trabajar en dos posiciones, cada una con un operario. Una vez conseguidos los ángulos la corona, la culata… facetamos el filetín". El objetivo, dar a la talla el mayor tamaño y simetría posibles para que pueda alcanzar el mayor precio en el mercado.

El tiempo de trabajo dependerá de factores como el tipo de talla que queramos, del tamaño del diamante y del estado en que se encuentre el bruto (maclas, inclusiones…etc). En el caso de un diamante en bruto, para finalizarlo en talla brillante de un quilate estamos hablando de algo mas de 5 horas, sin contar con el tiempo de serrado de la gema.

Cuando se trata de reparaciones o retallas el tiempo es inferior, aunque por pequeña que sea la reparación casi siempre es preciso tocar filetín, corona y culata. También vendrá en función del estado de la gema, pero la rentabilidad para el cliente puede mejorar notablemente cuando se trata de dejar cualquier tipo de diamante talla antigua como una de las tallas actuales, que es el objetivo que se persigue cuando estamos hablando de darle un nuevo estilo a nuestras piedras y joyas.

Más información:
Lozano Gemólogos S.L.
Gran Vía, 69, oficina 606. Madrid
Telf: 91 555 00 82 y 91 540 02 37
Mail: [email protected]