La Belleza

Pero ¡qué diablos!, les pido que piensen que todos - quien firma estas líneas incluido - somos humanos y que, a veces, no viene mal dejarnos llevar, siquiera sea un poquito, por el espíritu tradicional que se supone ha de colmar estas festividades Navideñas.

Por supuesto, no se me oculta que, para casi todos los miembros del sector, las Navidades son un período comercialmente imprescindible, al concentrar la mayoría del porcentaje de nuestras ventas.
Pero como además de fabricantes o comerciantes, también somos novios, esposos y padres (perdónenme si me niego a caer en la cursilada del novios/as, etc.), quizás no esté de más recordar las palabras del gran Gaby Tolkowsky, el mayor y mejor de los tallistas de diamantes del mundo.

Gaby, con ocasión de la celebración de un PRODIAM, nos llamó la atención sobre el hecho de que, fuera como nos fuera la economía personal o profesional, no podíamos, ni debíamos, olvidar que no sólo comerciamos con artículos que tienen un valor crematístico determinado, sino que también - y al mismo tiempo y con cada uno de los mismos artículos - vendemos a nuestros clientes tres valores añadidos, de cuantía incalculable, pero no por ello desdeñable: magia, ilusión y belleza. Las mismas que se pueden encontrar en la joya que se esconde dentro del paquete con que, primorosamente, envolvemos la compra de nuestros clientes.

Y las mismas que encontrará la persona que, durante las festividades de Papá Noël o Reyes Magos, abrirá el paquete asomándose a la luz propia de la joya recibida. Ninguna de esas cualidades - por esotéricas e intangibles que les parezcan - tributa al 21% de IVA.

Y para hablar de precios e impuestos, ya tendremos ocasión el resto del año.

¡Feliz 2017 a todos!

Fernando Yandiola es abogado y director de Yandiola & Rodríguez, Asesores Empresariales, S.L.