Hacia una nueva ‘experiencia’ joyera para el cliente

En este último caso, especialmente entre los jóvenes y las personas de mediana edad, los compradores prefieren destinar parte de sus ahorros a un viaje, antes que a una joya, según coinciden la mayoría de estudios de consumo que se publican con regularidad.

Pese a la crisis que ha azotado este país durante los últimos años uno de los factores que más ha influido en el aumento de los viajes es el concepto de ‘experiencia’. Este recurso a lo más íntimo, a lo intangible, a lo que no se explica con fotos ni con videos de viaje, ha resultado ser un concepto muy potente que se ha abierto un hueco cada vez mayor entre los consumidores.

No hay más que echar un vistazo a las páginas web de lugares, hoteles, aerolíneas o agencias de viajes para percibir que, como parte central de sus estrategias de promoción, la ‘experiencia’ del destino ocupa el primer lugar a menudo por encima de otros factores tan definitivos como el precio, en la mayoría de los casos.

El consumo de joyería sigue sin repuntar

Y sin embargo, una vez que se ha atravesado lo más dramático de la crisis y con los principales indicadores económicos mostrando una paulatina recuperación, el consumo del lujo no acaba de notar esa mejoría. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué ha dejado el consumidor de percibir a la joyería como un elemento esencial de su ‘cesta de la compra’?

Está claro que los hábitos de consumo se han modificado y el cliente quizá ya no busca, como antaño, la ostentosidad. Pero un vistazo más profundo a nuestro comportamiento como consumidores muestra que los compradores siguen buscando objetos que le hagan diferente y, en cierto modo, especiales.

Y en ese campo la joyería tiene un importante aspecto a su favor para ofrecer, pues más allá del simple objeto decorativo, la joya es una expresión de la personalidad de su portador. Eso sí, hay que ofrecer y hacer ver al cliente que existe algo más allá del simple abalorio, porque no todo vale. Que les sea útil. Es nuestro mayor interés.